Biografía de Sor Juana Inés de la Cruz

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Escritora y poeta así era Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana mejor conocida como Sor Juana Inés de la Cruz, cuyo personaje es reconocida y admirado por miles de personas tanto en México como en diversos países.

Ella nació en la hacienda de San Miguel Nepantla en el Estado de México, el 12 de noviembre de 1648.

Su madre fue la criolla, Isabel Ramírez de Santillán y su padre el vizcaíno, Pedro Manuel de Asbaje. La pequeña Juana de Asbaje se crio con su abuelo materno Pedro Ramírez en la hacienda de Panoaya, ubicada en el municipio de Amecameca.

Juana Inés de Asbaje fue una niña prodigiosa y de portentoso talento, aprendió a leer a muy corta edad.

Otras de las cosas que sorprendía a los cercanos de Juana de Asbaje es que con apenas siete años pedía que la mandaran a estudiar a la universidad mientras que a los ocho escribió una loa para la fiesta de Corpus.

Un hecho triste llegó la vida de la pequeña Juana, es que 1656 muere su abuelo, por lo que su madre la envió a la capital a vivir a la casa de su hermana, María Ramírez, esposa del acaudalado Juan de Mata

En la capital estudió latín “en veinte lecciones” con el bachiller o sacerdote Martín de Olivas, esta lengua la domina con tal maestría que se muestra en sus obras pero sobre todo villancicos.

Debido a su inteligencia, talento y belleza pronto cobró fama, por lo que en 1664 ingresó en la corte, como dama de honor de la virreina Leonor María Carreto, marquesa de Mancera, a quien dedicaría algunos sonetos con el nombre de Laura.

Dos años después deja la vida cortesana, porque se hartó de ella, así que el 14 de agosto de 1667 ingresó como novicia a la orden de las Carmelitas Descalzas, aunque salió en pocos meses, debido a que no toleró el rigor de la orden.

En 1668, Juana Inés ingresó como novicia al convento de San Jerónimo; profesa como religiosa en este mismo convento el 24 de febrero de 1669.

La primera vez que su vida estuvo en peligro fue al principio de la década de los setenta cuando se enfermó del tifus.

Su obra abarca poesías líricas, dramáticas, alegóricas, sacras, festivas y populares, además escribía de continuo en verso y en prosa.

Inscrita en el estilo barroco, su poesía es rica en complejas figuras del lenguaje, conceptos ingeniosos y referencias a la mitología grecolatina, refiere el sitio web de la Enciclopedia de la Literatura en México.

Consagrada al estudio, llegó a reunir cuatro mil libros, numerosos mapas e instrumentos musicales, pero sobre todo no dejó de suscitar y crearse envidias y problemas debido a su forma de pensar, escribir y actuar.

El primer libro publicado por Sor Juana Inés de la Cruz fue Inundación Castálida, en el que reunió una buena parte de su obra poética, fue publicada en Madrid, mucho antes que en la Nueva España.

Para 1690 Sor Juana escribió “Carta athenagórica”, en donde contesta un famoso sermón del padre portugués Antonio Vieyra, donde replica acerca de las finezas de Cristo; carta que le costó un fuerte regaño y duros cuestionamientos sobre su vida religiosa.

En la “Respuesta a Sor Filotea de la Cruz” (1691), Sor Juana Inés de la Cruz da cuenta de su vida y reivindica el derecho de las mujeres al aprendizaje, pues el conocimiento “no sólo les es lícito, sino muy provechoso”.

El amor de dos mujeres

Hace unos meses salió un libro titulado “Un Amar Ardiente: Poemas a la Virreina” de Sor Juana Inés de la Cruz, de la editorial de Flores Raras bajo la coordinación de Sergio Téllez-Pon, el cual reúne los poemas de amor que la poeta  escribe a la virreina María Luisa Gonzaga Manrique de Lara, condesa de Paredes.

En ellos se refleja el amor auténtico, apasionado y lloroso, rendido de abnegación o espinoso de celos y de sentimientos encontrados. 

En la introducción del libro, Telléz-Pon escribe “muchos estudiosos y aficionados de la obra de Sor Juana han coincidido en que la relación entre la monja y la virreina fue más allá del «incienso palaciego», pero solo algunos se han dedicado a reunir o a publicar los poemas como testimonios de esa relación”.

Prosiguió: “Entre los pocos que lo han hecho, en España está Luis Antonio de Villena, quien seleccionó un romance de la monja mexicana en Amores iguales. Antología de la poesía gay y lésbica, sin embargo, en su nota de presentación De Villena no hace referencia a la pasión por María Luisa y tampoco es uno de los poemas más intensos o representativos de la relación entre la monja y la condesa”. 

En la entrevista al diario El País,  Sergio Téllez-Pon explicó que existen casi 50 poemas y sonetos escritos por Sor Juana y dedicados a María Luisa que confirman su romance.

Sus últimos años

Sor Juana Inés de la Cruz fue admirada y cortejada, así que decidió abrazar la existencia monástica. Dejó escrito que fue su deseo vivir sola, no tener ocupación alguna obligatoria que interviniera en la libertad de sus estudios, “ni el rumor de la comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros”.

Entre su obra, destaca el poema “Primero sueño”, la comedia “Los empeños de una casa” o el auto sacramental “El divino Narciso”, así como “Amor es más laberinto”, “Neptuno alegórico”, “Poesía amorosa”, “Villancicos”.

VER: Día Nacional del Libro: Por qué se celebra el 12 de noviembre

En el convento de San Jerónimo pasó los último años de su vida, realizó oficios de contadora y archivista pero, más que nada, se dedicó al estudio y a la escritura. Falleció el 17 de abril de 1695.

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