Sin duda, la Virgen de Guadalupe es la imagen religiosa más venerada en México.
Cada 12 de diciembre, millones de peregrinos y fieles acuden a la Basílica de Guadalupe a rendir un homenaje a la virgen morena y cantarle Las Mañanitas desde los primeros minutos del día.
Al año, La Villa recibe más de 20 millones de visitantes, se estima que la mitad de ellos acuden en la segunda semana de diciembre, justo para festejar a la Virgen de Guadalupe.
La historia oficial sobre la Virgen de Guadalupe se encuentra narrada en el Nican Mopohua, el texto más antiguo sobre las apariciones en el Tepeyac. Dicho texto fue escrito en náhuatl con caracteres latinos por Antonio Valeriano, el alumno más brillante del Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco.
Valeriano nació en Azcapotzalco y fue un colaborador cercano de Fray Bernardino de Sahagún
De acuerdo con el Nican Mopohua, la Virgen de Guadalupe se apareció en diciembre de 1531 a Juan Diego y a su tío Bernardino.
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Marcos Cipac de Aquino, ¿el pintor de la Virgen de Guadalupe?
A lo largo de los años, la Virgen de Guadalupe ha sido motivo de controversia. Detractores de la imagen aseguran que no se trata de un milagro y que es una pintura que fue realizada por un indígena que llamado Marcos Cipac de Aquino.
Sobre Marcos Cipac o Marcos Aquino no existe mucha información. El libro “Los mitos de la Virgen de Guadalupe”, publicado en 1994, refiere que Marcos Cipac habría sido uno de los pintores indígenas más destacados en la Nueva España.
La publicación refiere que Fray Francisco de Bustamante aseguró durante un sermón que pronunció en 1556, que la imagen de la Virgen de Guadalupe se trataba de una obra pintada por “Marcos el indio”, aunque no mencionó el apellido.
En ningún escrito colonial del periodo 1521-1821 aparece mencionado Marcos Cipac de Aquino como tal, aunque Bernal Díaz del Castillo menciona a un “Marcos de Aquino” y Juan Bautista, un cronista indígena, se refiere a un “Marcos de Aquino”.
El sermón de Bustamante sobre la Virgen de Guadalupe se conoció hasta 1888, y es el único registro que vincula a “Marcos, el indio” con la imagen de la virgen.
Atentados y amenazas contra la Virgen de Guadalupe
Así como es objeto de gran devoción, la imagen de la Virgen del Tepeyac ha sido cuestionada e incluso objeto de ataques en distintos momentos.
El 14 de noviembre de 1921 la imagen guadalupana sufrió un atentado, que afortunadamente para los creyentes no logró dañarla. En aquella ocasión, “un hombre desconocido, con el pretexto de depositar él mismo un ramo de flores se acercó al altar y colocó su ofrenda ante la Imagen venerada de Nuestra Señora”, refiere un relato que se puede encontrar en la parte posterior de la Basílica de Guadalupe.
El 30 de julio de 1926, durante la Guerra Cristera, autoridades eclesiásticas sacaron la imagen del Tepeyac para protegerla. Mandaron pintar una réplica, suplieron a la original y, ante notarios, la transportaron escondida entre colchones viejos de los niños infantes del Coro de la Basílica. Llegó a la casa del ingeniero Luis Felipe Murgía, en la calle de Meave 4, en el Centro Histórico, quien la guardó en un ropero de doble fondo. Regresó al Tepeyac el 28 de junio de 1929.
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La tilma de Juan Diego
Aunque también se le conoce como ’ayate’, lo correcto es que se trataba de una tilma.
La tilma es una prenda de vestir, de la cuales se conocen unos 20 diseños gracias a algunos códices, de acuerdo al antropólogo Antonio Peñafiel, y se distingue porque era mucho mayor en tamaño y servía para distinguir los rangos de quienes las portaban en el México Prehispánico, principalmente por sus dibujos y colores.
El ayate, por su parte, que era una prenda de uso agrícola que servía a los campesinos para cosechar los frutos de la tierra, y cuyo largo no excedía un metro.
La imagen de la Virgen de Guadalupe quedó estampada en la tilma de San Juan Diego que llevaba aquel invierno de 1531, para cubrirse de frío. Según se ve en los códices, las tilmas eran atadas sobre el cuello o sobre los hombros.
El primer estudio de la tela se remonta al año 1666. Algunos pintores de aquel tiempo obtuvieron el permiso para examinar atentamente la tilma y con sorpresa constataron que la pintura no tenía una preparación de fondo y por lo tanto era imposible pensar que la imagen hubiera sido pintada al óleo o al temple. Además, el agave, del que estaba hecha la tilma, es un material extremadamente deteriorable. Expuesto, sin ningún tipo de protección, en un lugar donde el clima húmedo, rico de partículas de salitre, podía corroer incluso el hierro, se habría estropeado en pocos años.
En cambio, cuando se hicieron esas investigaciones ya habían pasado 135 años y aquel agave estaba intacto. Esta observación se ha hecho en todas las otras investigaciones científicas sucesivas, quedando siempre sin respuesta. Ese agave es el único que existe en el mundo que después de 487 años está aún intacto.
En 1946 el Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México comprobó que las fibras procedían de un agave, es decir, un maguey.
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