Los altares de muertos u ofrendas son parte fundamental de la tradición con la que los mexicanos festejan el Día de Muertos. El altar más tradicional es el altar de muertos de 7 niveles, los cuales simbolizan los pasos necesarios para descansar en paz.
Pero, ¿qué significa cada uno de los escalones del altar que ponemos en Día de Muertos? Estos son los significados de cada uno de los niveles:
- Nivel 1. Se coloca la imagen del santo del que se sea devoto.
- Nivel 2. Este nivel está dedicado a las ánimas del purgatorio y sirve para que el difunto tenga permiso para salir de ese lugar. Se recomienda colocar una imagen de las ánimas del purgatorio en este nivel.
- Nivel 3. Se coloca sal en este escalón para purificar el espíritu y para que no se corrompa el cuerpo.
- Nivel 4. En este nivel va el Pan de Muerto, que simboliza la eucaristía.
- Nivel 5. En este escalón se coloca la comida y fruta favorita del difunto.
- Nivel 6. Aquí va la foto del difunto al que se le dedica el altar.
- Nivel 7. Se coloca una cruz formada con semillas, frutas, cal. Sirve para el difunto expíe sus culpas.
Los niveles del altar de muertos representan los estratos de la existencia. Por ejemplo, un altar de dos niveles simboliza la tierra y el cielo; los de tres niveles incorporan el inframundo o purgatorio.
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Elementos del altar de muertos
Los elementos de la ofrenda son muy característicos y cada uno tiene un significado especial. Por ejemplo, no debe faltar la flor de cempasúchil, pues se cree que esta flor es la que indicará el camino a las almas.
Otros elementos importantes en una ofrenda es la comida favorita de los difuntos, su fotografía, agua y bebidas para que se refresquen, veladoras, sal, papel picado, pan de muerto, calaveritas de azúcar, entre otros.
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Origen del Día de Muertos
La tradición del Día de Muertos fue reconocida en 2003 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.
La celebración del Día de los Muertos como la conocemos ahora es producto del mestizaje. Tiene sus orígenes en la época prehispánica, aunque esta festividad se conmemoraba en el noveno mes del calendario solar, el cual iniciaba en agosto. El festejo duraba todo un mes.
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Para los antiguos mexicanos, la muerte era el comienzo de un viaje hacia el Mictlán, es decir el reino de los muertos o inframundo.
El viaje al Mictlán duraba cuatro días, tras los cuales los viajeros llegaban ante Mictlantecuhtli (El Señor de los muertos) a quien le ofrecían obsequios.
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Posteriormente eran enviados a una de las nueve regiones donde permanecían un periodo de prueba que duraba cuatro años, antes de llegar a la morada de su eterno descanso, conocida como “obsidiana de los muertos”.
