El 12 de octubre de 1492, el navegante genovés, Cristóbal Colón, llegó a lo que hoy se conoce como América, cuando tocó tierra en la isla que fuera bautizada como San Salvador, hoy Guanahani en las Bahamas.
Colón zarpó el 3 de agosto de ese mismo año del Puerto de Palos, en la provincia española de Huelva, comandando una flota de tres carabelas, bautizadas, como: La Niña, La Pinta y la Santa María.
La expedición fue complicada para todos quienes se sumaron a ella, pues incluso hubo conatos de amotinamiento, los cuales gracias a la presencia y las dotes de mando de Martín Alonso Pinzón se consiguieron resolver.
Y justo cuando los cálculos y previsiones de Colón estaban agotados, Rodrigo de Triana gritó desde La Pinta: “¡Tierra a la vista!”, dos horas después de la medianoche del 12 de octubre de 1492.
El objetivo de Cristóbal Colón al iniciar este viaje, era el de encontrar una nueva ruta hacia Las Indias, buscando con ello evitar rodear el Continente Africano, como usualmente se hacía, confiando que esta nueva ruta sería más corta y rápida, sin embargo llegaron a un lugar totalmente desconocido, lo que posteriormente sería conocido como América.
Y es en esta fecha (12 de octubre) cuando se conmemora el “Día de la Raza”, fecha que se estableció en nuestro país en 1925, cuando el entonces secretario de Educación, José Vasconcelos escribió la obra “La Raza Cósmica”, texto promovió la celebración del 12 de octubre, la cual se aprobó definitivamente en 1929, cuando el Congreso de la Unión decidió añadir la conmemoración como festejo nacional, según datos del gobierno mexicano.
En España y en algunos otros lugares hispanohablantes de América, a esta fecha la denominan desde 1914 con el nombre de “Fiesta de la Raza Española”. En el caso Venezuela, hace bastante tiempo que decidió eliminar el término de “Día de la raza” porque consideró que el término sembraba en la mente de los venezolanos un espíritu de auto dominación psicológica.
¿Qué es una carabela?
La flota de Colón estaba integrada por las carabelas: La Niña, La Pinta y la Santa María.
La primera, la capitana, no era una carabela, era una nao, mientras que las otras dos eran carabelas. Las naos eran barcos de tres mástiles y velas cuadradas, de tradición atlántica; pesadas y robustas, resultaban muy aptas para navegaciones largas. Por su parte, las carabelas eran más ligeras y maniobrables, tenían dos o tres palos que se solían aparejar con velas latinas.
¿A dónde pensaba Colón que llegarían?
El 6 de septiembre de 1492, la flota de Colón realizó una escala en las Canarias, para posteriormente tomar rumbo hacia el oeste. El almirante calculaba que la distancia hasta Cipango (Japón) sería de unas 700 leguas, por lo que cuando se superaron las 800 sin avistar tierra hubo de afrontar el descontento de sus hombres, deseosos de abandonar una aventura que cada vez parecía más temeraria.
Descubrimiento del Nuevo Mundo
A principios de octubre la flota vio bandadas de aves, y durante la noche del 11 al 12 de octubre se dio el ansiado grito de “¡Tierra!”. Era la isla de Guanahaní, bautizada por Cristóbal Colón como San Salvador e identificada con la actual Watling, una de las Bahamas. El navegante siguió su periplo por las islas de este archipiélago -Santa María de la Concepción (Rum Cay), Fernandina (Long Island), Isabela (Crooked Island), etc.- antes de arribar a Juana (Cuba) el 28 de octubre.
Para 6 de diciembre llegó a La Española (Haití y República Dominicana) . El día 24 del mismo mes la Santa María encalló a la altura del actual cabo Haitien y sus restos sirvieron para construir un pequeño fuerte, bautizado como Navidad.
Para el 16 de enero de 1493 Cristóbal Colón ordenó el regreso. Tras superar las Azores y después de una breve escala en Lisboa, la armada fondeó de nuevo en Palos de la Frontera el 15 de marzo. Una aventura que abrió las puertas de América a los europeos. Una peligrosa empresa que cambió el mundo, que cambió la historia para siempre.