Ser maestro es una vocación. Los maestros influyen de muchas maneras en nuestras vidas; sus enseñanzas se quedan con nosotros al paso de los años. El 15 de mayo se celebra el Día del Maestro en México y recordamos con especial cariño a estos profesionales de la educación.
A continuación te compartimos 50 frases y dedicatorias bonitas para recordar a tus profesores:
- Lo que un profesor escribe en la pizarra de la vida nunca puede ser borrado. Anónimo
- Educar es dar al cuerpo y al alma toda la belleza y perfección de que son capaces. Platón
- Educar a un joven no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía. Ruskin John
- El buen maestro defiende a sus alumnos contra su propia influencia personal. Amos Bronson Alcott
- El arte supremo del maestro es despertar el placer de la expresión creativa y el conocimiento. Albert Einstein
- No es mejor maestro el que sabe más, sino el que mejor enseña. Vanceli
- Un profesor es el que te enseña, un maestro es del que aprendes. Séneca
- Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres. Pitágoras
- Quien se atreve a enseñar nunca debe dejar de aprender. John C. Dana
- El aprendizaje no es un deporte para espectadores. D. Blocher
- Estudia como si fueras a vivir siempre, vive como si fueras a morir mañana. María Mitchell
- Un profesor trabaja para la eternidad: nadie puede predecir dónde acabará su influencia. H.B. Adams
- El maestro deja una huella para la eternidad; nunca puede decir cuÁndo se detiene su influencia. Henriqueta Lisboa
- El maestro que intenta enseñar sin inspirar en el alumno el deseo de aprender está tratando de forjar un hierro frío. Horace Greeley
- Uno de los principales objetivos de la educación debe ser ampliar las ventanas por las cuales vemos al mundo. Arnold Glasow
- Enseñar no es sólo un trabajo. Es un servicio humano, y debe ser pensado como una misión. Dr. Ralph Tyler
- La libertad sin educación es siempre un peligro; la educación sin libertad resulta vana. John F Kennedy
- La educación consiste en enseñar a los hombres, no lo que deben pensar, sino a pensar. Calvin Goolidge
- El buen maestro hace que el mal estudiante se convierta en bueno y el buen estudiante en superior. Maruja Torres
- La enseñanza es el acto más grande de optimismo. Coleen Wilcox.
- Los discípulos son la biografía del maestro. Domingo Faustino Sarmiento
- Tu corazón es ligeramente más grande que el corazón humano promedio, pero eso es porque eres un maestro. Aaron Bacall
- El fin de la educación es enseñar al hombre a educarse a sí mismo cuando los demás hayan acabado de educarlo. Padre Tomas Morales
- Cuando eres un educador siempre estás en el lugar apropiado a su debido tiempo. No hay horas malas para aprender. Betty B. Anderson
- Dar amor, constituye en sí, dar educación. Eleonor Roosevelt
- Cuando educamos las mentes de nuestros jóvenes, no debemos olvidarnos de educar sus corazones. Dalai Lama
- El hecho de que te preocupe ser un buen maestro, significa que ya eres un maestro bueno. Jodi Picoult
- Hasta la fecha, el más grande activo de una sociedad es la personalidad del maestro. John Strachan
- Un niño, un maestro, un libro y una pluma pueden cambiar el mundo. Malala Yousafzai
- Un solo maestro puede transformar a un delincuente en un buen ciudadano. Philip Wylie.
- El saber es poder y nosotros pudimos llegar hasta aquí gracias a tu superpoder.
- Enseñar es brindar la luz que alumbrará mi camino, gracias por guiarme y darme conocimientos para un buen futuro.
- El regalo más grande que me ha dado es el conocimiento y su forma de enseñar es única. Gracias maestro
- No todos tienen la paciencia y el don de enseñar, es una virtud que te sobra y te basta… Gracias por ser mi maestro
- No alcanzan las palabras para expresar el agradecimiento que sentimos por todas tus enseñanzas que día a día nos transmites con paciencia y dedicación.
- Las horas, días y años que ha dedicado a educarnos… perdurarán para siempre en nuestras vidas. Feliz Día del maestro
- Si tuviera que dar las gracias por la paciencia que me tuviste, quizá nunca acabaría. Jamás olvidaré la dedicación y cariño con la que me enseñaste.
- Además de maestro, nos alentaban como a hijos. Gracias por impulsarnos a ser cada día mejores.
- Nos guías, nos soportas, nos inspiras y nos enseñas. Feliz día del maestro
- Un buen educador infunde confianza en sus alumnos y convierte el aprendizaje en una tarea fascinante.
- Por ser una inspiración, por todas sus enseñanzas, por su capacidad y su forma de educar. El día de hoy quiero felicitarlo. ¡Gracias Maestro! Feliz 15 de mayo
- Profe, gracias por ayudarnos a encontrar en nosotros mismos habilidades que desconocíamos tener.
- Un maestro verdaderamente especial es muy sabio y ve el mañana en los ojos de cada niño.
- Un maestro verdaderamente asombroso es difícil de encontrar, difícil de separar, e imposible de olvidar
- Un maestro alimenta el alma de un niño durante toda una vida.
- Tú tienes amor por enseñar y nosotros por aprender. Gracias por ser tan buen maestro
- No descubres lo que es la paciencia verdadera hasta que no te topas con el maestro adecuado
- Maestra, nos has enseñado siempre el camino correcto. Lo que somos hoy es gracias a ti.
- Estoy orgulloso de ser su alumno. Gracias por ayudarme y guiarme por el buen camino
- Querido maestro, gracias por ayudarnos a ser lo que somos hoy.
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Poemas para el Día del Maestro
Te compartimos cinco poemas que grandes escritoras han hecho en honor de los docentes.
LA ORACIÓN DE LA MAESTRA – GABRIELA MISTRAL
¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra.
Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes.
Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren. No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las que enseñé.
Dame el ser más madre que las madres, para poder amar y defender como ellas lo que no es carne de mis carnes. Dame que alcance a hacer de una de mis niñas mi verso perfecto y a dejarte en ella clavada mi más penetrante melodía, para cuando mis labios no canten más.
Muéstrame posible tu Evangelio en mi tiempo, para que no renuncie a la batalla de cada día y de cada hora por él.
Pon en mi escuela democrática el resplandor que se cernía sobre tu corro de niños descalzos.
Hazme fuerte, aun en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre; hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre mi vida.
¡Amigo, acompáñame! ¡Sostenme! Muchas veces no tendré sino a Ti a mi lado. Cuando mi doctrina sea más casta y más quemante mi verdad, me quedaré sin los mundanos; pero Tú me oprimirás entonces contra tu corazón, el que supo harto de soledad y desamparo. Yo no buscaré sino en tu mirada la dulzura de las aprobaciones.
Dame sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección cotidiana.
Dame el levantar los ojos de mi pecho con heridas, al entrar cada mañana a mi escuela. Que no lleve a mi mesa de trabajo mis pequeños afanes materiales, mis mezquinos dolores de cada hora.
Aligérame la mano en el castigo y suavízamela más en la caricia. ¡Reprenda con dolor, para saber que he corregido amando!
Haz que haga de espíritu mi escuela de ladrillos. Le envuelva la llamarada de mi entusiasmo su atrio pobre, su sala desnuda. Mi corazón le sea más columna y mi buena voluntad más horas que las columnas y el oro de las escuelas ricas.
Y, por fin, recuérdame desde la palidez del lienzo de Velázquez, que enseñar y amar intensamente sobre la Tierra es llegar al último día con el lanzazo de Longinos en el costado ardiente de amor.
***
A UN SEMBRADOR. GABRIELA MISTRAL
Siembra sin mirar la tierra donde cae el grano. Estás perdido si consultas el rostro de los demás. Tu mirada invitándolos a responder, les parecerá una invitación a alabarte y aunque estén de acuerdo con tu verdad, te negarán por orgullo la respuesta. Dí tu palabra y sigue tranquilo sin volver el rostro. Cuando vean que te has alejado, recogerán tu simiente. Tal vez, la besen con ternura y la lleven a su corazón.
Habla a tus hermanos en la penumbra de la tarde para que se borre su rostro y vela tu voz hasta que se confunda con cualquier otra voz. Harás como la rama que no conserva huella de los frutos que ha dejado caer. Harás como el padre que perdona al enemigo si lo encuentra besando a su hijo.
Déjate besar en tu sueño maravilloso de redención. Míralo en silencio y sonríe.
Bástete la sagrada alegría de entregar el pensamiento, bástete el solitario y divino saboreo de su dulzura infinita. Es un misterio al que asisten Dios y tu alma. ¿No te conformas con ese inmenso testigo? El supo, El ya ha visto, El no olvidará.
***
GRACIAS MAESTRO – ARJONA DELIA
Agradezco a mi maestro,
por sus sabios consejos,
me enseño la libertad,
de tener conocimiento.
Me brindo la confianza,
fue como agua en el desierto,
a mi sed de aprendizaje
a él siempre le agradezco.
Siempre repetía y repetía,
para que firme quede dentro,
su constancia y su aliento,
reforzaron mi intelecto.
¡Muy feliz día a los maestros!
¡Hombres que luchan a diario!
Pelean con la ignorancia,
enseñando abecedarios.
***
LA MAESTRA RURAL. GABRIELA MISTRAL
La Maestra era pura. “Los suaves hortelanos”,
decía, “de este predio, que es predio de Jesús,
han de conservar puros los ojos y las manos,
guardar claros sus óleos, para dar clara luz”.
La Maestra era pobre. Su reino no es humano.
(Así en el doloroso sembrador de Israel.)
Vestía sayas pardas, no enjoyaba su mano
¡y era todo su espíritu un inmenso joyel!
La Maestra era alegre. ¡Pobre mujer herida!
Su sonrisa fue un modo de llorar con bondad.
Por sobre la sandalia rota y enrojecida,
tal sonrisa, la insigne flor de su santidad.
¡Dulce ser! En su río de mieles, caudaloso,
largamente abrevaba sus tigres el dolor!
Los hierros que le abrieron el pecho generoso
¡más anchas le dejaron las cuencas del amor!
¡Oh, labriego, cuyo hijo de su labio aprendía
el himno y la plegaria, nunca viste el fulgor
del lucero cautivo que en sus carnes ardía:
pasaste sin besar su corazón en flor!
Campesina, ¿recuerdas que alguna vez prendiste
su nombre a un comentario brutal o baladí?
Cien veces la miraste, ninguna vez la viste
¡y en el solar de tu hijo, de ella hay más que de ti!
Pasó por él su fina, su delicada esteva,
abriendo surcos donde alojar perfección.
La albada de virtudes de que lento se nieva
es suya. Campesina, ¿no le pides perdón?
Daba sombra por una selva su encina hendida
el día en que la muerte la convidó a partir.
Pensando en que su madre la esperaba dormida,
a La de Ojos Profundos se dio sin resistir.
Y en su Dios se ha dormido, como en cojín de luna;
almohada de sus sienes, una constelación;
canta el Padre para ella sus canciones de cuna
¡y la paz llueve largo sobre su corazón!
Como un henchido vaso, traía el alma hecha
para volcar aljófares sobre la humanidad;
y era su vida humana la dilatada brecha
que suele abrirse el Padre para echar claridad.
Por eso aún el polvo de sus huesos sustenta
púrpura de rosales de violento llamear.
¡Y el cuidador de tumbas, cómo aroma, me cuenta,
las plantas del que huella sus huesos, al pasar!
***
MAESTROS – EVELIA CALVA RAMÍREZ
Gracias maestros, por hacer de mi estancia en la escuela
No sólo un lugar de exámenes o tareas
Sino un hogar que me cobija y mi éxito anhela
Enseñando a sopesar las mareas.
Sabes llenar los días, lo mismo de amor que de exigencias
Con tu dedicación y entrega, orientas mis inquietudes
Paciente comprendes cada locura y das sosiego a mis ansias
Eres cómplice en mis juegos, travesuras y vicisitudes.
A ti, que consagraste tu vida a la mía,
A ti, que me diste tu mano, para subir un peldaño,
A ti, que distribuyes tu tiempo para ser mi guía,
A ti, que te esmeras toda tu vida y no sólo un año.
Gracias maestros, por demostrarme en cada momento su vocación,
por sembrar en sus pupilos, firmes ideales, nunca de ocasión,
por enseñarme que una profesión se estudia por convicción.
Decálogo del Día del Maestro
Gabriela Mistral recibió el Premio Nobel de Literatura en 1945. Es considerada como una de las grandes escritoras que ha dado Latinoamérica al mundo.
La vida y obra de Gabriela Mistral no se puede entender sin el magisterio. Desde muy joven y cuando era adolescente comenzó a dar clases. Sin ninguna formación docente, pues no tenía dinero para pagar sus estudios enseñaba a los niños a leer.
Al paso de los años, Mistral logró validar sus conocimientos ante la Escuela Normal Número 1 de Santiago, y así pudo obtener su título como profesora.
Su amor a la enseñanza le valió que fuera invitada a México en 1922 por José Vasconcelos, para que lo apoyara en la reforma educativa que pensaba emprender.
La docencia marcó la obra de Gabriela Mistral. Te compartimos un decálogo para el maestro que realizó esta autora.
1. AMA. Si no puedes amar mucho, no enseñes a niños.
2. SIMPLIFICA. Saber es simplificar sin quitar esencia.
3. INSISTE. Repite como la naturaleza repite las especies hasta alcanzar la perfección.
4. ENSEÑA con intención de hermosura, porque la hermosura es madre.
5. MAESTRO, se fervoroso. Para encender lámparas basta llevar fuego en el corazón.
6. VIVIFICA tu clase. Cada lección ha de ser viva como un ser.
7. ACUERDATE de que tu oficio no es mercancía sino oficio divino.
8. ACUERDATE. Para dar hay que tener mucho.
9. ANTES de dictar tu lección cotidiana mira a tu corazón y ve si está puro.
10. PIENSA en que Dios se ha puesto a crear el mundo de mañana.