La Revolución Mexicana es uno de los movimientos políticos, económicos y sociales ocurridos en América a principios del siglo XIX, que tuvo como primer objetivo terminar con la dictadura porfiriana de más de 30 años.
La dictadura que mantuvo en todos esos años Porfirio Díaz tuvo el apoyo de los latinfundistas; esta clase fue la principal beneficiaria de la política del gobierno, que eliminó el ejido (ti erras comunitarias de origen indígena) posibilitando la mayor concentración de tierras por parte de los terratenientes mexicanos y la formación de grandes contingentes de campesinos explotados.
La oposición a este gobierno que se prolongó por más de 3 décadas, estuvo representada por diversos sectores descontentos, los que anhelaban inquietudes de renovación social, como el incipiente movimiento anarquista “Regeneración” que atacaba al régimen.
Asimismo, los círculos liberales realizaron un congreso y evolucionaron al comunismo anárquico y llevaron a cabo varias tentativas insurreccionales que luego fracasaron; y el Partido Liberal Mexicano, cuyo programa clandestino, lanzado en 1906, incitaba al pueblo a revelarse contra la dictadura, abogaba por la libertad de sufragio y la no reelección continuada.
Pero al tratarse de un movimiento que provocó un cambio radical en el México de esos años, hubo personajes clave, que destacaron dentro de este movimiento, aquí te decimos 10 de los más influyentes e importantes.
Te compartimos las biografías resumidas de los principales personajes de la Revolución Mexicana.
Porfirio Díaz (15 septiembre 1830 – 02 julio 1915)
El general se convirtió en Presidente de México por primera vez en 1876 y ahí se mantuvo hasta 1911. Con astucia, sagacidad y menosprecio de las aspiraciones ciudadanas logró gobernar durante 7 periodos. La base de estas sucesivas reelecciones no fue el derecho, sino la fuerza; tampoco fue el ideal de buscar la prosperidad para los 15 millones de habitantes, sino de un pequeño grupo de privilegiados, en nombre del lema: “Paz, orden y progreso”.
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Durante todo el periodo del ‘Porfiriato’ los poderes legislativo y judicial estuvieron subordinados al ejecutivo. La división de los poderes, la soberanía de los estados, la libertad de los ayuntamientos y los derechos de ciudadano sólo existían escritos en la carta magna. Imperaba la ley marcial. La justicia, servía para legalizar los despojos del más fuerte. Los jueces, en vez de encarnar la justicia se convertían en agentes del Ejecutivo. Las cámaras legislativas no tenían otra voluntad que la del dictador. Los gobernantes de los estados, nombrados por él, designaban e imponían a las autoridades municipales.
Hermanos Flores Magón (Enrique, Ricardo y Jesús)
Nacieron en la década de de 1870 en la localidad de Eloxochitlan, en el estado de Oaxaca. Cuando aún eran estudiantes, participaron en diversas revueltas estudiantiles en contra de la reelección de Porfirio Díaz.
A principios de 1890, Enrique, Ricardo y Jesús empezaron a trabajar en el periódico “El Demócrata”. Enrique lo hacía como ayudante de imprenta, Ricardo como corrector de contenidos y Jesús como redactor. Unos meses más tarde se produjo una redada en la redacción y como consecuencia de ella Jesús fue detenido.
A comienzos del siglo XX, los tres hermanos fundan un nuevo periódico con una fuerte línea política, al que pondrían el nombre de “Regeneración”. Unos meses después los hermanos fundan el diario “El hijo de Ahuizote”, que enseguida es clausurado por el régimen. Los tres hermanos son detenidos en diversas ocasiones, hasta que en el año 1904 son expatriados.
Las ideas políticas que los Flores exponían en sus diarios eran muy avanzadas, y con una línea progresista que ni Venusiano Carranza ni Francisco I. Madero, pudieron emular.
Durante la primera década del siglo XX, se puede decir que los Flores Magón fueron unos de los principales pilares de la revolución de México.
Por esta época, Ricardo escribe diversos artículos en el periódico “Regeneración”, en colaboración con el pintor y caricaturista mexicano José Guadalupe Posada. En el año 1908 intentan una nueva revuelta, que no pudieron llevar a cabo por falta de recursos. En el año 1913, y después de pasar unos años desterrado, Jesús regresa a México, donde continuaría su actividad profesional
En el año 1917, Ricardo y Enrique son encarcelados en Los Ángeles, y el 21 de noviembre del año 1922, muere Ricardo en los calabozos de Kansas, en los Estados Unidos, regresando Enrique a México un año después. Jesús muere el 7 de diciembre del año 1930 en la Ciudad de México. Enrique, que en el año 1933 había participado en la Liga Nacional Agraria, muere el día 28 de octubre del año 1954 en la Ciudad de México.
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Francisco I. Madero (30 octubre 1873 – 22 febrero 1913)
Aunque no fue ni el primero ni el único en pronunciarse por un cambio de régimen y dar paso a la reelección, Madero desencadenó la Revolución Mexicana a través del Plan de Plan Luis. Cuando Porfirio Díaz abrió la posibilidad para un cambio en el gobierno buscó la manera de vencerlo en las urnas, presentando su candidatura como cabeza del Partido Antirreeleccionista en los comicios de 1910.
Pero antes de la elección fue detenido y encarcelado en San Luis Potosí por lo que se vió forzado al exilio una vez que fue puesto en libertad, entendiendo que sólo un levantamiento popular podía traer un verdadero cambio.
Fue durante ese exilio que redactó el Plan de San Luis, un programa político que incluía un llamamiento a alzarse en armas contra el régimen dictatorial de Díaz el 20 de noviembre de 1910. El triunfo de la Revolución Mexicana lo elevó a la presidencia (1911-1913), pero, incapaz de contentar a los líderes agraristas radicales y presionado a la vez por los sectores conservadores y por los Estados Unidos, acabó siendo traicionado y asesinado por Victoriano Huerta, uno de sus generales de confianza. De este trágico modo terminaron los empeños reformadores de un hombre honesto.
Francisco Villa (05 junio 1878 – 20 julio 1923)
Su verdadero nombre era José Doroteo Arango Arámbula, quien en 1910 se une a la Revolución Mexicana como parte de la causa maderista con su compadre Eleuterio Soto, y después, con Abraham González.
Junto con Emiliano Zapata, Villa fue representante el sector agrarista en este movimiento, pues fue un campesino pobre, huérfano y con escasa formación. Cuando estalló la Revolución Mexicana llevaba muchos años fugitivo en las montañas a causa del asesinato de un hacendado que violó a una de sus hermanas; dedicado al bandolerismo, gozaba de admiración y popularidad entre los campesinos por sus acciones contra los hacendados ricos.
Pese a la tibieza de sus reformas, Pancho Villa apoyó la presidencia progresista de Madero (1911-1913) y combatió luego la dictadura contrarrevolucionaria de Victoriano Huerta (1913-1914), al que logró derrocar en colaboración con Emiliano Zapata y con el líder constitucionalista Venustiano Carranza.
En su zona, Villa llevó a la práctica dos de sus ambiciosos proyectos: la creación de escuelas (sólo en Chihuahua capital fundó más de cincuenta) y el establecimiento de colonias militares. Consideraba que “los ejércitos son los más grandes apoyos de la tiranía” y que los soldados debían trabajar en colonias agrícolas o industriales tres días a la semana (“sólo el trabajo duro produce buenos ciudadanos”).
Durante tres años sufrió numerosos atentados de los que salió ileso. Sin embargo, cuando el 20 de julio de 1923 entraba en Parral con su coche acompañado de seis escoltas, fue tiroteado y muerto desde una casa en ruinas por un grupo de hombres al mando de Jesús Salas. El asesinato fue instigado por el entonces presidente Álvaro Obregón (1920-1924) y por su sucesor,Plutarco Elías Calles (1924-1928), temerosos del apoyo que Villa pudiera brindar a Adolfo de la Huerta, que aspiraba a suceder a Obregón en la presidencia.
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Emiliano Zapata (08 agosto 1879 – 10 abril 1919)
Zapata fue el otro líder agrarista de la Revolución Mexicana, al recoger las aspiraciones de las clases más humildes del sector rural. Fiel a sus ideales de justicia, dio absoluta prioridad a las realizaciones efectivas. Desgraciadamente, esa misma firmeza y constancia frente a los confusos vientos revolucionarios determinaron su aislamiento en el estado de Morelos, donde acometió fecundas reformas desde una posición de virtual independencia que ningún gobierno podía tolerar.
Una vez destituido Porfirio Díaz como presidente de México y durante la presidencia interina de León de la Barra, surgieron las discrepancias entre Zapata, quien reclamaba el inmediato reparto de las tierras de las haciendas entre los campesinos, y Francisco Madero, que por su parte exigía el desarme de las guerrillas. Finalmente, Zapata aceptó el licenciamiento y desarme de sus tropas, con la esperanza de que la elección de Madero como presidente abriera las puertas a la reforma.
Cuando la Revolución Mexicana continuaba en el país, siendo Venustiano Carranza quien dominaba la batalla, le tendieron una trampa. Haciéndole creer que iba a pasarse a su bando y que les entregaría municiones y suministros, el coronel Jesús Guajardo, que dirigía las operaciones gubernamentales contra él, logró atraer a Zapata a un encuentro secreto en la hacienda de Chinameca, en Morelos. Cuando Zapata, acompañado de diez hombres, entró en la hacienda, los soldados que fingían presentarles armas lo acribillaron a quemarropa.
Venustiano Carranza (29 diciembre 1859 – 21 mayo 1920)
Lideró la etapa constitucionalista de la Revolución Mexicana. Logró juntar las voluntades de los distintos caudillos revolucionarios frente a la dictadura contrarrevolucionaria del general Victoriano Huerta (1913-1914), pero, tras una rápida victoria, hubo de enfrentarse a las reivindicaciones de los dos líderes agraristas que le habían apoyado: Pancho Villa y Emiliano Zapata.
En su lucha contra Victoriano Huerta, Carranza recibió el apoyo de otros líderes revolucionarios. En el norte contaba con la ayuda de Álvaro Obregón, Pablo González y Pancho Villa, mientras que en el sur otro revolucionario, Emiliano Zapata, iniciaba una lucha independiente. En 1914, los Estados Unidos invadieron México; Carranza estableció acuerdos con los estadounidenses para evitar la intromisión en la política interna mexicana. Mientras tanto, los ejércitos constitucionalistas triunfaban en todos los frentes, obligando a Victoriano Huerta a renunciar a la presidencia en julio de 1914.
Carranza entró victorioso en Ciudad de México; sin embargo, pronto surgieron diferencias entre los distintos jefes revolucionarios. Para intentar paliarlas se convocó la Convención de Aguascalientes (octubre de 1914), en la que se abrieron brechas irreconciliables, haciéndose insalvable la división en dos bandos: el revolucionarismo agrario de Pancho Villa y Emiliano Zapata, que se negaron a disolver sus ejércitos y a reconocer la autoridad de Carranza.
En 1920, Álvaro Obregón y los generales sonorenses Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta desconocieron, mediante el Plan de Agua Prieta, la autoridad presidencial. Carranza se sintió amenazado y decidió trasladar el gobierno a Veracruz, pero fue emboscado en Tlaxcalaltongo, Puebla, y asesinado.
Victoriano Huerta (23 marzo 1845 – 13 enero 1916)
A pesar de tener descendencia india, eso no fue impedimento para que fuese admitido en el Colegio Militar de Chapultepec, egresando de él en 1876, con el grado de teniente. Ascendió los primeros peldaños del escalafón militar en la Comisión de Cartografía Mexicana, a cuyo servicio dedicó más de ocho años de su vida.
Ya para la última parte del mandato de Porfirio Díaz, acumuló experiencia en las fidelidades, traiciones y entresijos de la vida política. A las órdenes del general Ignacio A. Bravo, Victoriano Huerta (cuya afición por la bebida era desmesurada, al decir de los historiadores) participó primero en la represión de las rebeliones de los indios mayas en la península de Yucatán (1903) y posteriormente, durante varios años, en el sometimiento de los indios yaquis del Estado de Sonora.
Del periodo presidencial interino de Francisco León de la Barra y hasta el nombramiento del presidente Francisco I. Madero (1911-1913), Huerta se dedicó a combatir con saña y tenacidad a los seguidores del revolucionario agrarista Emiliano Zapata. Cuando Francisco Madero ocupó la presidencia de la República en noviembre de 1911, el general Huerta decidió abandonar la milicia, pero posteriormente fue convencido para continuar la lucha contra los líderes agraristas: Pascual Orozco y Emiliano Zapata
La figura de Victoriano Huerta inevitablemente está ligada a las páginas más negras del gran vendaval revolucionario que agitó México durante las primeras décadas del siglo XX.
Huerta ha pasado a la historia como el artífice de la gran traición que acabó con la vida de Madero y con las esperanzas que había suscitado su programa modernizador.
Felipe Ángeles (13 julio 1878 – 26 noviembre 1919)
El presidente Francisco I. Madero lo nombró en diciembre de 1911, Jefe del 1er Regimiento de Artillería, y para el 8 de enero del siguiente año, director del Colegio Militar, el 2 de junio del mismo año, ascendió a general brigadier y el 3 de agosto siguiente, sin dejar la dirección del Colegio, fue nombrado Jefe Interino de la 7ª Zona Militar en Morelos, responsable de la campaña contra el zapatismo, al mando de dos generales, 35 jefes, 213 oficiales y 4,000 efectivos de tropa.
Ángeles consideraba que Carranza no se apegaba al espíritu legalista y democrático de Madero, por lo que terminó distanciándose de él y uniéndose a las fuerzas de Francisco Villa, a las que se incorporó como comandante de artillería de la División del Norte. Además de cultivar una muy buena relación con el Centauro del Norte, tuvo una participación muy destacada en batallas como las de Torreón en 1914, San Pedro de las Colonias, Paredón, Zacatecas y Ramos Arizpe.
Promovió la Convención de Aguascalientes, a la que asistió como representante de Villa. Ahí logró la participación de los zapatistas, y votó por el retiro de Carranza como Primer Jefe. Entonces vino el choque entre villistas y carrancistas. Avanzó a la ciudad de México, a la que entró el 2 de diciembre de 1914 al frente de la vanguardia villista. Al fracasar el gobierno de la Convención partió hacia el noroeste al frente de las fuerzas convencionistas. Ocupó por unos cuantos días la gubernatura de Coahuila.
Felipe Ángeles no participó en las batallas de Celaya y León, en las que Pancho Villa resultó derrotado. Meses antes, en Torreón, Villa había desoído sus consejos de no atacar Celaya, sino retroceder hacia el norte para alargar las líneas de abastecimiento de Obregón si perseguía a los villistas.
Vencido y aislado, merced a la traición de Félix Salas, Ángeles fue aprehendido junto con cuatro de sus seguidores, en una cueva del Cerro de las Moras, Cañón de San Tomé, Valle de los Olivos, en el estado de Chihuahua, el 15 de noviembre de 1919. Sus captores, antiguos villistas convertidos en miembros civiles de las defensas sociales de la entidad, recibieron diez mil pesos de gratificación.
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José María Pino Suárez (08 septiembre 1869 – 22 febrero 1913)
José María Pino Suárez fue un jurista que no sólo se dedicaba a la abogacía sinoque lo alternaba ejerciendo el periodismo y escribiendo poesía. Sin lugar a dudas, su obra más relevante la desarrolló en el ámbito político. En 1910 organizó clubes políticos antirreeleccionistas en Tabasco y Yucatán, para apoyar la candidatura de Francisco I. Madero en su campaña rumbo a la elección presidencial de ese año.
Tras el estallido de la Revolución Mexicana de acuerdo al Plan de San Luis en noviembre de 1910, Francisco I. Madero, que había asumido la presidencia de la República, lo nombró gobernador provisional de Yucatán, y ejerció el cargo del 5 de junio al 8 de agosto de 1911. Después fue nombrado secretario de justicia en el gabinete maderista, y en diciembre de ese año fue convocado por Madero para asumir la vicepresidencia de la República.
Quince meses después fue asesinado junto con el presidente Madero en la ciudad de México durante el golpe de Estado de febrero de 1913 denominado Decena Trágica.
Álvaro Obregón (19 febrero 1880 – 17 julio 1928)
Los documentos históricos le reconocen a Obregón el mérito de haber acabado con la violencia revolucionaria que conmovió la vida de México entre 1910 y 1920. Tras destacar como uno de los más hábiles estrategas en el campo de batalla, cuando ocupó la presidencia del país se mostró como un político inteligente y enérgico, iniciando la institucionalización de las conquistas sociales postuladas por la Revolución Mexicana y logrando importantes avances en política exterior.
La década de los años veinte estuvo marcada por la poderosa energía de Álvaro Obregón y de Plutarco Elías Calles, que se alternaron en el poder con la férrea voluntad de reconstruir el país.
El gobierno de Obregón tuvo su punto conflictivo en la política anticlerical que Plutarco Elías Calles llevó desde la Secretaría de Educación, que provocó el trágico choque entre católicos y socialistas en Morelia (donde murieron cincuenta personas) y la expulsión de los delegados pontificios.
Al finalizar su mandato, Obregón se retiró a Sonora hasta 1927, cuando, a instancias de Plutarco Elías Calles, el Congreso modificó la Constitución para permitir su reelección. A pesar de las protestas, los atentados y una sublevación católica por esa decisión, Álvaro Obregón aceptó el reto presentándose nuevamente a las elecciones del 1 de julio de 1928, en las que ganó por amplia mayoría.
Sin embargo, Obregón no llegaría a gobernar. Mientras comía con sus correligionarios en el restaurante La Bombilla, en villa de San Ángel, D.F. de México, un fanático católico llamado José de León Toral lo asesinó.