Este 2 de octubre se cumplen 51 años de la ‘Matanza de Tlatelolco’, donde un mitin estudiantil fue reprimido por policías y militares en la Plaza de las Tres Culturas de esa popular unidad habitacional, ubicada en la Ciudad de México.
De acuerdo con documentos oficiales, aquel miércoles 2 de octubre de 1968, el mitin ya congregaba a alrededor de 10 mil personas entre estudiantes, trabajadores, padres de familia, niños, vecinos, vendedores ambulantes y curiosos.
Desde el tercer piso del edificio Chihuahua ya estaban instalados periodistas nacionales, corresponsales y fotógrafos extranjeros, enviados para cubrir los Juegos Olímpicos, así como los oradores estudiantiles del CNH (Consejo General de Huelga).
Para las 18:10 horas, después de que dos oradores ya han hablado y se ha avisado a la multitud que la manifestación hacia el Casco de Santo Tomás se canceló, de uno de los dos helicópteros que estuvieron sobrevolando la plaza caen dos luces de Bengala –una verde y otra roja– junto a la iglesia de Santiago Tlatelolco. Entretanto, una columna de soldados avanza a bayoneta calada hacia la plaza, a través de las ruinas prehispánicas ubicadas a un costado de ésta.
Se desató el caos entre la multitud. Sócrates Amado Campos Lemus, uno de los líderes del CNH, le arrebató el micrófono a Anselmo Muñoz, y gritó: “¡Calma, compañeros, no corran, es una provocación!”.
Un instante más tarde se oyeron detonaciones de arma de fuego. La multitud, aterrorizada, empezó a dispersarse y a correr en todas direcciones, al tiempo que los soldados suben las escalinatas de las ruinas (otros salen también de la parte inferior del edificio Chihuahua) y llegan a la plaza, donde intentan cercar a la gente. De pronto, los soldados comienzan a ponerse pecho a tierra y a disparar hacia la multitud y hacia los edificios que rodean la plaza. La confusión es total.
Pero, cuántos muertos hubo esa tarde, quiénes eran. A más de medio siglo de estos lamentables hechos, no hay una versión oficial ni una extraoficial de la matanza de Tlatelolco, que pueda explicar sus persistentes misterios, en consecuencia, la cifra de víctimas mortales es incierta.
En 1971, Elena Poniatowska escribió un recuento basado en testimonios. Líderes estudiantiles de la época, como Luis González de Alba, aportaron importantes testimonios presenciales de la matanza. Sergio Aguayo estableció nuevos hechos en su libro, 1968: Los Archivos de la Violencia. Su acceso sin precedentes a los documentos de la Secretaría de Gobernación (Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales) ayudó a que su análisis fuera el más definitivo de los que se han hecho hasta ahora.
John Rodda, un reportero de deportes para el periódico británico The Guardian, estaba en México cuando ocurrió la masacre. Con base en lo que presenció y las entrevistas que realizó, Rodda originalmente reportó que 325 personas habían muerto en la Plaza de las Tres Culturas.
En los días, semanas y años que siguieron a la matanza, el rango de estimación del número de víctimas fluctuó sin control. El vocero del presidente Gustavo Díaz Ordaz, Fernando Garza, calculó poco después de que parara el tiroteo que unas siete personas habrían muerto; horas después, elevó el número a veinte.
El periódico El Día contó 30 cuerpos. Siempre! Contó 40. El 5 de octubre, el Consejo Nacional de Huelga, que había organizado la concentración en Tlatelolco, dijo que 150 civiles y 40 soldados habían resultado muertos. “Ninguno”, dijo el general José Hernández Toledo a la revista Proceso, cuando fue entrevistado en 1978. En 1993, Félix Fuentes -quien, como reportero de La Prensa en 1968, había escrito un estrujante recuento de primera mano de la masacre- sólo pudo especular. “El cálculo de víctimas fatales ha oscilado entre 200 y mil 500”.
Al siguiente día de la masacre, el 3 de octubre, el número oficial que se dio a conocer, fue de 30 muertos; 53 heridos graves en hospitales. Y se calculó que el número de detenidos en el Campo Militar Número Uno ascendió a dos mil.
A petición de la mayoría de las delegaciones deportivas que participaron en los Juegos Olímpicos de ese año, se retiraron casi todos los soldados que resguardaban la Villa Olímpica, ubicada al sur de la Ciudad de México.
El Comité Olímpico Internacional declaró: “no hay ningún motivo para suspender la Olimpiada”, por lo que la inauguración se realizó conforme a lo programado 10 días después de este episodio del México moderno, el 12 de octubre.
MÁS INFORMACIÓN SOBRE EL 2 DE OCTUBRE DE 1968:
- 2 de octubre: Guía para explicar el movimiento estudiantil en clase
- 2 de octubre: Cronología del Movimiento Estudiantil 1968