La ciudad de Guanajuato alberga la colección de cuerpos momificados más grande del mundo en el Museo de las Momias, donde los visitantes nacionales y extranjeros podrán admirar 111 cuerpos, cuatro cabezas y dos fetos.
“En el Museo de las Momias de Guanajuato como en ningún otro lugar, el visitante accede a un contacto íntimo y profundo con la muerte de la que venimos y a la que vamos”, aseguró la investigadora Paloma Robles Lacayo.
En la oscuridad del recinto cultural, yacen en vitrinas los cuerpos inertes de personas que vivieron durante los siglos XIX y XX, y que fueron enterradas en el panteón de Santa Paula localizado en este municipio, según información de la Unidad de Televisión de Guanajuato.
El cronista del municipio, Eduardo Vidaurri Aréchiga, detalló que las momias que se exhiben pertenecen a gente cuyos familiares no pagaron los derechos de perpetuidad, por lo que debido a la falta de espacio en el panteón, fue exhumada y pasaron a formar parte de la colección que integra este museo.
De pie y ataviada con un traje de saco, chaleco, camisa y pantalón, se encuentra la primera momia descubierta en 1865, se trata de Remigio Leroy, un francés que vivió en Guanajuato y quien murió a los 50 años de edad por disentería.
Robles Lacayo explicó que la identificación de las momias se ha dado gracias al hallazgo de actas de defunción, así como a diversos estudios que se les han realizado.
“La modificación en gaveta se explica porque un cadáver que es introducido en un ataúd de madera y a su vez en una gaveta, luego sellada con una lápida de cemento, no presenta intercambio al exterior ni de oxígeno ni de humedad por lo tanto el cuerpo cumple con la definición de momia, se deshidrata sin entrar en putrefacción”, aseveró.
La investigadora agregó que a través de estos objetos se pueden conocer aspectos epidemiológicos, de alimentación, diseños textiles, de calzado, ritos culturales y prácticas asociadas con la muerte.
Mencionó que según el reglamento del servicio público de panteones de Guanajuato se tiene previsto que si en una exhumación llegara a aparecer un cuerpo momificado, éste inmediatamente se incorpora al patrimonio cultural del municipio.
La última momia que se unió a la colección fue en el 2003. Robles Lacayo afirmó que uno de los rasgos que más llaman la atención a los visitantes es que la mayoría de los cuerpos tienen la boca abierta, rasgo que, asegura, es un indicio de que ninguno de los cuerpos fue preparado para su conservación.
“Los visitantes a veces se desconciertan por las posiciones de los brazos, por la muecas y nos han llegado a preguntar si son rostros de dolor y en realidad no, son efecto de este proceso cadavérico”, detalló.
El cronista Vidaurri Aréchiga reiteró que las momias se han convertido en un referente cultural del estado a nivel nacional e internacional que maravilla a propios y extraños.