El enigma detrás de la mexicana adicción al chile

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El gusto que tenemos los mexicanos por comer picante es algo que heredamos desde épocas precolombinas.

Para los antiguos mexicanos el chile, junto con el maíz y los frijoles, formaba parte de su dieta básica. Fray Bartolomé de las Casas escribió al respecto: “Sin chile (los mexicanos) no creen que están comiendo)”.

Existe una razón científica que puede explicar la razón por la cual los mexicanos tenemos adicción al picante.

Según en artículo del doctor German Octavio López Riquelme, de la Facultad de Ciencias de la UNAM, la capsaicina o sustancia activa de los pimientos picantes provoca la generación de endorfinas en el cuerpo.

La capsaicina es una toxina neural alcaloide que activa a las neuronas que responden al dolor provocado por estímulos químicos, mecánicos o térmicos. 

Dichas neuronas reciben el nombre de nocioceptores, los cuales son también receptores del dolor en la boca, nariz y estómago. Cuando una de estas células percibe el consumo de picante envía una señal al cerebro el cual libera endorfinas.

Las endorfinas son sustancias químicas cuyo principal efecto es bloquear la sensación de dolor y producir placer. Es decir: el consumo de picante produce placer.

“La liberación de estas endorfinas proporciona al cuerpo una sensación de placer lo cual puede hacer que las personas desarrollen tolerancia al dolor, y por llamarlo de alguna manera, un grado de ‘adicción’ al chile”, explica el doctor López Riquelme en su artículo.

 “Comemos chile porque aprendimos a hacerlo de nuestros padres, pero también por su sabor y por su picor. En cierta forma su consumo tiene un carácter lúdico, pues puede resultar divertido. Sin embargo, desde nuestros ancestros, el chile, adictivo o no, ha proporcionado variedad a la dieta y estimulación sensorial. Además, sin saberlo, hemos obtenido beneficios en nuestra salud a través de las propiedades de esta maravillosa especia del Nuevo Mundo”, concluye López Riquelme.

Sobre el tema, la revista Algarabía apunta el uso que los mexicanos hacemos de la palabra “picar”. Decimos que alguien “está picado” o usarmos el témino “picarse”, para referirnos a alguien que ya se hizo adicto, se envició u obsesionó. Este uso que los mexicanos damos al verbo picar proviene justamente de nuestra adicción al chile

Algarabía realizó también una tabla de equivalencias muy ocurrente que explica lo que ocurre cuando un extranjero pregunta a un mexicano si una comida pica.

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